Wednesday, August 31, 2011

¡También en la opera es bueno divertirse! - La Scala di Seta, Rossini Opera Festival, Pesaro


Foto: Studio Amati Bacciardi

Renzo Bellardone

ROSSINI OPERA FESTIVAL 2011- PESARO 18 Agosto, ore 20,00 Per i 150 anni dell'Unità di Italia. LA SCALA DI SETA Farsa cómica di Giuseppe Foppa con música de Gioachino Rossin. Edición critica della Fondazione Rossini,en colaboración con la Casa Ricordi, y cuidado de Anders Wiklund. Director JOSÉ MIGUEL PÉREZ-SIERRA, Director de escena DAMIANO MICHIELETTO, Escena y vestuarios. PAOLO FANTIN, Iluminación ALESSANDRO CARLETTI. Personaggi Interpreti: Dormont JOHN ZUCKERMAN, Giulia HILA BAGGIO, Lucilla JOSÈ MARIA LO MONACO, Dorvil JUAN FRANCISCO GATELL, Blansac SIMONE ALBERGHINI, Germano PAOLO BORDOGNA. ORCHESTRA SINFONICA G. ROSSINI

Sin consideraciones oportunistas sobre la crisis mundial que nos corroe y que en ocasiones atenúa y hasta apaga las sonrisas, es evidente que en tal situación el deseo por reír y divertirse crece aun para lo que frecuentan la opera. Rossini, quien es mas famoso por sus operas “bufas” que por sus operas “serias”, dejo algunas farsas musicales que el Rossini Opera Festival sapientemente ha puesto y repuesto en escena valiéndose de la frescura juvenil de algunos interpretes, como en esta edición 2011 de “La Scala di Seta” Como se había ya mencionado, el elenco fue caracterizado por la juventud, aunque también los “viejos zorros” con barbas y probada experiencia en el escenario se mostraron vocalmente frescos y actoralmete atléticos como anagraficamente jóvenes.  “Planta primer piso A/10 Via Rossini n. 2 Pesaro” Es la escritura que aparece al frente del escenario sobresaliendo del foso y que describe el establecimiento casi fijo, pero muy original de la producción escénica: que contenía divisiones entre las habitaciones (sin paredes), con baños con ducha, camas matrimoniales, sala, una moderna cocina, y un techo a 2.50 metros de altura, todo ello se reflejaba en un gran espejo inclinado creando el techo, además de una puerta-ventana en el imaginario balcón al fondo del escenario y un cuarto familiar. La escena fue montada casi toda en directo por un obrero en overol, y bajo el vigilante ojo de un presunto arquitecto, se hicieron arreglos inquietantes, y según la escena, se usaban los originales vestuarios de Paolo Fantin, así como la dirección artística del emprendedor Damiano Michieletto que sorprende en cada ocasión con sus ingeniosas actualizaciones, perfectamente adaptadas a la obra (absolutamente digno de mencionar son su “Gazza Ladra” en el ROF y su Madama Butterfly del Teatro Regio de Turín). El camino de la opera fue llevado por director de orquesta, el joven José Miguel Pérez Sierra quien con gesto elegante y refinado dejo transpirar la vivacidad de la partitura con nítidas coloraciones, definidas y de estilo, con una Orquesta Sinfónica G. Rossini que lo siguió bien para lograr imprimir el fascinante divertimento. El apartamento con solo el inmobiliario y sin los inquilinos significo poco por lo que para completar la opera durante la briosa obertura, unos estibadores entraron con maniquíes que como en un cuento para niños comenzaron a moverse y a tener vida, pero los maniquíes eran nada menos que los cantantes. El joven amante (clandestinamente casado) Dorvil fue confiado a Juan Francisco Gatell atlético y tatuado, interpretó al personaje con desenfreno juvenil, fogoso y decidido, vestido de motociclista no se negaba a una relación con su mujer secreta. Su timbre particular y su agilidad vocal definieron bien a su personaje. Gatell supo moverse con desenvoltura y espontaneidad emitiendo con una apreciable línea y tonalidad. La soprano israelí Hila Baggio interpretó a su vez una atlética Giulia que en escena se presentó entre flexiones y movimientos gimnásticos mientras cantaba ‘O quanto son grata’ con un bello timbre cristalino y un fraseo definido sin temerle a los agudos.
Esta debutante en el ROF presentó una maliciosa Giulia a la que le dio voz con bellas coloraciones.  El viejo gruño, al final compresivo y acomodaticio Dormont fue John Zuckherman quien personifico al viejito del jardín que jugaba a los bolos al detalle, que fue vocalmente apreciado y supo resaltar las notas que divierten. ‘Sento talor nel core’ es el aria de Lucilla que aquí interpretó de Josè Maria Lo Monaco quien renunció a su agraciada feminidad en favor de la rigidez del personaje, que apenas pudo se soltó para ir en contra el amor. Grato color, buen timbre y extensión segura fue lo que ofreció Lo Monaco.  Simone Alberghini, divirtió divirtiéndose en el papel de Blansac. Todo un experto del escenario con emisión segura se convivió en caricaturesco no solo con su delantal blanco si no cuando estuvo listo para jurar amor eterno y fidelidad. Con la modulación de su voz pudo hundirse, explotar y susurrar. Alberghini es siempre una carta ganadora. Una presencia fiel en el ROF es la de Paolo Bordogna que en Scala di Seta fue un graciosísimo Germano, el sirviente oriental que limpiaba y que intrigaba, deja salir el agua de la ducha, y soñaba con el amor, con una notable cifra vocal y bien cortada para el papel. Cómico por vocación y atento a todas las sutilezas interpretativas que realiza con voz plena y segura ‘…Amore dolcemente…’ De gran clase se escuchó el clavecín en los recitativos y cuando se marcaba. En suma, fue un agradable espectáculo que funciono por su alegría, su simpatía y su profesionalismo. ¡La música vence siempre!

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